Por el Prof. Dr. Néstor R. Vázquez – Médico Neurólogo – Jefe del Dpto. de Salud Pública Facultad de Medicina – Universidad de Bs.As.*
“Morir bien es morir a tiempo. No hay peor infierno que el de asistir a las exequias del propio deseo. Al funeral de nuestras pasiones. No hay castigo mayor que el de verse integrando su cortejo fúnebre. La muerte no es, por eso y para mí, lo que sigue a la vida. Sino lo que a diario nos acecha. Lo que nos esteriliza. Lo que encallece la piel. La ausencia de propósito, la apatía, el desapego a los seres cuyo trato nos constituye en personas. La muerte es vida seca, marchita. Esa es la muerte que mata y no la que viene después. Por eso, imploremos: que la muerte nos sorprenda sedientos todavía, ejerciendo la alegría de crear. Que nos apague cuando aún estamos encendidos” (Santiago Kovadloff). El concepto de envejecimiento y el concepto de vejez son dos cosas totalmente diferentes. El envejecimiento es un proceso biológico marcado fundamentalmente por la genética y la vejez es una construcción social, donde la genética tiene un porcentaje de alrededor del 27%, donde los servicios de atención médica tienen un porcentaje de alrededor del 20%, donde el ambiente tiene un porcentaje de otro 20% y donde la mayoría, aproximadamente el 40%, está influenciado por el estilo de vida.
En el proceso de envejecimiento este contexto no está contemplado, ya que hablamos exclusivamente de un tema biológico. Esto lo podemos comparar con otro tema controversial que es el tema de la sexualidad, cuando uno habla hoy de qué es el sexo y de qué es el género. El sexo es un proceso biológico que está determinado en cada una de las células, en los cromosomas y en el ADN.
El género es una construcción social que está determinada, en parte, por esto que decimos en principio pero que puede ser violentada totalmente por la construcción social, por el contexto y por la voluntad. Esto es mucho más controversial que el tema de la vejez y el envejecimiento, pero uno puede compararlo para entender que es lo que hablamos cuando hablamos de vejez.
Para poder entender qué es lo que nos pasa nos trasladamos al año 1953 cuando Frank W. Notestein estableció una de las formas, tal vez la más moderna y la más difundida, de lo que significa la transición epidemiológica que en aquel momento la describió en tres etapas. Una primera etapa que es la que está vinculada a lo agrícola, en donde nacen y mueren muchas personas, entonces el crecimiento de la población está autolimitado.
Una segunda etapa que es cuando se produce la transición a las ciudades, cuando se va de lo agrícola a lo citadino, la etapa de la industrialización, de la primera y segunda revolución industrial. En esta segunda etapa se produce una reducción en la cantidad de nacimientos y una reducción en la mortalidad porque en principio, aunque no es totalmente real, hay más beneficios en las ciudades que en el campo con respecto al contexto social.
La tercera etapa es la de la consolidación en las ciudades donde disminuye la cantidad de nacimientos, pero las personas viven mucho más, entonces no mueren tantos niños y ahí se produce el gran crecimiento de la población. Esto hace que en menos de doscientos años la población pasó de ochocientos cincuenta millones de habitantes en el mundo a siete mil ochocientos millones de habitantes.
¿Pero qué ocurrió después de Notestein?
Lo que hoy consideraríamos una cuarta etapa, que es en la cual nacen muy pocos niños y lo que más crece es la población de personas mayores. Y no solo eso, sino que en esta etapa la calidad de vida es tan alta que las personas no solo viven más, sino que viven mejor. Entonces ya no tenemos solamente el concepto de expectativa de vida, sino que le agregamos el de expectativa de vida saludable y en este concepto es en donde está el tema de la vejez.
Lo que antes era vejez hoy está lejos de serlo, es decir, a principios del siglo XX, hace poco más de 120 años, la expectativa de vida global no superaba los 50 años. Hoy la expectativa de vida en países como el nuestro promedia los 78 años, es decir, los 80/82 años para las mujeres y 74/76 años para los hombres.
En los países más desarrollados, fundamentalmente hablamos de Europa Central y los Países Escandinavos, la expectativa de vida no solo es muy alta, sino también es de una vida saludable, es casi tan alta como la expectativa de vida misma. Se dice que en los países desarrollados si una persona supera los 80 años de vida ha superado todos los riesgos de enfermedades y si conserva el estilo de vida adecuado va a vivir, no se sabe cuánto tiempo, pero sí que va a ser mucho el tiempo que viva.
¿Por qué le damos tanta importancia al tema del estilo de vida y del ambiente, más que al de la genética y al de sistema de atención? Porque la realidad nos indica que el gran crecimiento de la edad de la población en la transición demográfica de Frank W. Notestein está marcada no por la atención médica, porque ustedes piensen que en esa etapa de la que estamos hablando solamente existía la vacuna antivariólica (siglo XVIII) y no en muchos lugares se empezó a dar la vacuna BCG para la tuberculosis, pero las vacunas importantes, es decir el resto de las
vacunas, son posteriores al año 1953.
Sin embargo, el hecho del agua segura, las excretas, las vías de comunicación, los medios de comunicación son los que fundamentalmente hicieron crecer la edad de la población y la expectativa de vida saludable. También influyeron los alimentos más seguros, mejor procesados, una mayor disponibilidad de alimentos en el mundo, gracias a las nuevas tecnologías.
Pero después de Notestein todo esto aún mejoró más. Aparecieron todos los sistemas de atención médica de calidad, los antibióticos, que, si bien se habían esbozado siendo que ya existían la penicilina y la estreptomicina, eran solo para muy pocas personas, pero ya la gran expansión de la atención médica y del acceso a los medicamentos, sobre todo en occidente, hizo que la expectativa de vida saludable creciera muchísimo más. Esto fue todavía aún más reforzado por el tema del crecimiento tecnológico que nos dio un empuje fundamental.
Pero, como todas las cosas, esto está acompañado por una reducción en la tasa de reemplazo, es decir, hoy en los países desarrollados nacen menos personas que las que fallecen en el año. Esto nos lleva a que está creciendo más la franja etaria de 60 años a 80 años que la de 5 a 20 años.
Esto es muy importante y en algunos países del mundo, fundamentalmente en los Países Europeos y también en Estados Unidos y Canadá, esto está siendo reemplazado por una migración de países donde todavía están en la etapa dos o tres de la transición demográfica de Frank W. Notestein.
Como dije anteriormente la vejez es una construcción social.
¿Por qué? Porque uno se siente viejo entonces es viejo, pero si uno no se siente viejo no lo es. Esto es exactamente lo que hablábamos con respecto a la construcción social del género, si uno se siente mujer es mujer, y si uno se siente varón es varón. Esto no tiene necesidad de ser explicado.
La realidad es que cuando uno no se siente viejo, no lo es porque hace todo lo posible para mantenerse en actividad, para tener un proyecto de vida y este es el tema central de la vejez. Una persona es vieja cuando ha perdido el proyecto de vida, cuando no se tiene proyecto. Esto es como el amor, uno está enamorado de una mujer o de un hombre cuando se tiene un proyecto con esa persona. El amor es proyecto, cuando se deja de tener proyecto y son solo recuerdos se terminó el amor.
Con la vejez es exactamente lo mismo, cuando uno tiene un proyecto no está viejo, no importa que a uno la biología le marque arrugas o canas, lo importante es que uno sepa hacia donde se dirige, que se tengan permanentemente nuevos objetivos. Cuando sucede esto la persona no envejece. Por eso, para muchas personas, la jubilación es un castigo porque son personas que no han tenido un proyecto alternativo de vida entonces la jubilación les termina el último proyecto que tenían.
Pero si estas personas tienen lo que conocemos como un segundo proyecto, es decir, yo me jubile de médico, pero a partir de ahora voy a empezar a trabajar en construcción, o voy a empezar a dedicarme a la pintura, o voy a dedicarme a vender seguros, o voy a empezar a correr en auto, es decir, siempre hay que tener un segundo proyecto. Este segundo proyecto es el que nos aleja de la vejez.
Es muy importante porque cuando uno ve a una persona que tiene muchos años y que la biología los ha alcanzado pero que tienen un proyecto de vida como, por ejemplo, el empresario Cristiano Rattazzi o el médico Cormillot que a los 80 años acaba de tener un hijo, y uno podría pensar que está loco, pero no, eso es lo que lo aleja de la vejez.
Hay muchos proyectos de vida alternativos que las personas toman como segundo proyecto para no envejecer. Muchos deciden empezar a trabajar fuertemente en el vegetarianismo y dejar, no solo de consumir animales sino en militar en el hecho de la protección de los animales, otros deciden navegar, otros deciden simplemente comenzar a cultivar la tierra, empezar a criar animales.
Es decir, no siempre tiene que ser proyectos gigantescos, otros deciden simplemente comenzar a hacer críticas literarias o de películas, y escribirlas y tener un blog o un canal de YouTube donde hablan de sus experiencias de vida y les dan consejos a las personas para vivir mejor. Todos estos conceptos son las que alejan a las personas de la vejez.
Otros escriben el libro que siempre habían soñado escribir y que no habían tenido tiempo por su ocupación, otros se dedican a dibujar y a hacer comics que luego puedan llegar a ser exitosos, otros se dedican a la producción o al comercio, pero siempre tienen que hacer algo, no pueden dejar de tener un proyecto y en ese proyecto está hasta un proyecto de crecimiento.
Es fundamental el segundo proyecto. Por supuesto que además hay que cuidarse, mantener el estilo de vida, de esto no hay duda, pero el proyecto, el saber qué hacer con las cosas es fundamental y no perder la posibilidad de comunicación con otras personas. El aislamiento, aunque sea voluntario, siempre es negativo para el proceso de la vejez. Es fundamental no perder la socialización de las personas, no deben aislarse.
Por último, es fundamental no olvidar todo lo vinculado al mantenimiento y superación de la reserva cognitiva. ■
*Prof. Dr. Néstor R. Vázquez. (2025). La Vejez. Revista Médicos. https://revistamedicos.com.ar/